domingo, 22 de febrero de 2015

uniKÉ?

El otro día le quise comprar una ropita. El día antes de la primera eco. Por cábala, porque estaba en el once, porque sí.
Bueno, resulta que el mundo bebé es absolutamente sexista. No es que me sorprenda demasiado, pero no pensé que iba a ser inexistente UNA prenda, al menos, con ALGO DE ONDA y que no fuera ni rosa, ni con maripositas, ni con florcitas, ni celeste, a rayas o con autitos.
DISEÑADORES DE ROPA DE BEBÉS: ¿no se enteraron, todavía, de que hay montones de modelos posibles que puedan no encasillar culturalmente a la criatura? Porque no se trata solamente de mi ansiedad por comprar una prendita en la semana 8, se trata de que después a los pibites les encasillamos la vida con esto de que las flores y las mariposas son para nenas y los autos y los aviones son para nenes. ¿Y si a mi hiji le gusta lo contrario a lo que sus genitales indicarían? ¿EH?

Pequeña bestia: te compré un bodycito liso gris clarito, al que le vamos a coser una batiseñal. Porque seas él o ella, está claro que serás bati. MUA

viernes, 6 de febrero de 2015

AJCO

Resulta que me di cuenta de algo groso.
Estas primeras semanas mi verdadero estado es AJCO.
AJCO cocinar, AJCO ir a comprar a la pollería (qué olor inmundo), AJCO la mera visualización mental de TOSTADAS DE PAN INTEGRAL (wtf?), AJCO las papafritas de paquete que antaño eran mi perdición; en fin: AJCO casi todos los alimentos, por turnos.

ENTONCES ACÁ VIENE LA PAPA:

Los antojos en realidad son una mentira, claro que sí. Estas primeras semanas de horror hormonal una TIENE HAMBRE. POSTA. Pero también, oh destino cruel, TIENE AJCO. Entonces, claroquesí, el antojo es simplemente ese ítem alimenticio que en este PRECISO INSTANTE NO me da AJCO. Y por lo tanto, como dentro mío crece un parásito y muero de hambre, lo quiero YA.

Así, ya pasaron por mi corta experiencia -en orden de aparición-:

-Papasfritas de paquete
-Palmitos con palta y salsa golf
-Palmitos con palta y limón
-Tomate con sal
-Salchicha con savora
-Salame

Consecuencia de ese efímero fanatismo: AJCO.
Sí. Del amor al odio. Al otro día de los palmitos con palta y salsa golf descarté la salsa golf, y luego de eso debí declararme en abierta enemistad con ambos ítems a pesar de lo mucho que los amo en circunstancias normales. El salame de ayer fue el sumum. Es lo más ridículo que se me pudo ocurrir. OK, tenía la presión baja. Pero no ameritaba comprar 150 grs. Ahora me los meto en el culo.
El único que se salvó de tan triste destino es el tomate con sal, al que todavía amo.
Ah, hoy antojé yogur de vainilla. Me compré dos. Uno ya lo comí y creo que voy a ir por el otro en un rato. ÉXITO PARCIAL.

Rayos y centellas

(O rayas y centollas)
Así, podríamos decir, empezó todo.
Tormentas de las de en serio, y de las simbólicas.
Allá y acá.
Miedos crecidos como olas de tsunami, de esas que suelo soñar que se comen la playa y hay que salir corriendo y dejar todo atrás.
Relámpagos a repetición y el atronador vozarrón de la tormenta acaparando todo el valle de Punilla.
Me cago en Zeus y en su poder.

Y vos ahí, ni enterado, multiplicándote exponencialmente.
YA te amo.

Sospechar no es lo mismo que saber

El sábado 24 confirmamos lo que yo venía presintiendo desde el jueves, mínimo, aunque la realidad es que me lo vi venir desde antes, pero como a veces no se sabe distinguir entre la intuición y el deseo me callé la boca. El jueves me sentí pésimo: pésimo. No sólo sentía molestias en el bajo vientre -como si de un momento a otro debiera salir corriendo al baño-, sino que ese mismo huracán de pronto se trasladaba a la zona del estómago y del esófago. Subía y bajaba como el demonio mismo de tasmania. Bueno, pensé, todavía me puede venir. Mañana me puede venir, lo más bien. Esto ya me pasó antes, mamu, ¿te acordás? me hice el evatest, dio negativo y a la mañana siguiente MAGIA me vino.
Bueno. El viernes tampoco me vino y además me sentía peor. A la tarde fui al farmachiti y me compré el test, uno barato. También me compré toallitas, por las dudas. Tenía plan a y plan b.
Intenté retener el pis por 3 horas, como indicaba el prospecto, pero casi me desmayo.
Me fui a acostar y como habitualmente me levanté a orinar en medio de la noche. Serían las 2 am. Me fui a dormir al living, estaba re pasada. Se hicieron las 5. Esperé casi hasta las 6 para que al menos fuera más de día.
Y después, bueno. Mear en una tacita divina que robamos del avión de Turkish, sumergir el coso reactivo, solita mi alma, y volver a la cama a esperar que pasen los 5 minutos. TACA TACA TACA TACA. Nervios a mil quinientos kilómetros por hora. Él dormido, porque son las 6 am. Tiempo cumplido y voy. Me tiemblan las piernas cuando me asomo y veo lo que son claramente dos rayitas. Tomo el coso y camino los dos pasos que separan el baño de la habitación. Lagrimeo y muevo la cabeza en un sí confuso. Todo es confuso ahora. ¿Seguimos durmiendo un rato más?, sugiere él. CLARO QUE NO.
Empezamos.