domingo, 30 de agosto de 2015

30 de agosto

No quiero olvidarme, Julia, de tu danza acuática ni de la cosquilla en el alma que me produce cada uno de tus movimientos.
Quisiera recordar los momentos íntimos, sencillos, que compartimos, conmovidas por un rayo de sol que te abriga a través de mi panza, o por una canción que parece hablar de nosotras, o por esa luz nueva que entra por la ventana de tu habitación, o por el cartel con tu nombre que, desde hoy, cuelga de su puerta. Y el llanto, que empieza a ser de reconciliación, de profunda emoción porque estás llegando, porque te soñé tanto, con tantas ganas, con tan hondísimo amor; y ahí está ahora ese pececito con el nombre "Julia" clavado en una puerta de la casa.
Quiero disfrutar estas últimas semanas de tenerte tan cerca. Quisiera hacer eternidad este momento sin renunciar a tenerte en los brazos, a mirarnos a los ojos, a acariciarte y cantarte de este lado del vientre. Por eso escribo, supongo. Intento hacer palabras las emociones, pero también intento engañar al tiempo, mi amigoenemigo.
Un día, además, vas a aprender a leer y yo voy a regalarte todas estas cosas. Y el bueno del tiempo va a dar un salto, otra vez, y se me hará un poco más simpático, y se me hará otro poco más misterioso.
Te amo.

Mamá.