viernes, 22 de mayo de 2015

Promesa

Qué maricotas estoy, Julia.
Te movés y sonrío. Qué sonrío: se me escapa la sonrisa como un cuis.
Es tan nuevo. Tan hermoso y extraño.
Anoche soñé con un niño. En una librería. No sé si eras vos, pero cuidar a ese niño y mostrarle los libros me hacía cosquillas exactamente en el mismo lugar que tus pataditas. Hondo. Nuevo y raro.

Mirá, esta canción, qué hermosa. Me hace llorar, como casi todo. Es para vos.
Escuchala. Más tarde te la canto. Más adelante la cantamos juntas.




Mamá sabe bien
Perdí una batalla
Quiero regresar
Sólo a besarla

No está mal
Ser mi dueño otra vez
Ni temer que el río sangre y calme
Al contarle mis plegarias

Tarda en llegar
Y al final, al final
Hay recompensa

Mamá sabe bien
Pequeña princesa
Cuando regresé
Todo quemaba

No esta mal
Sumergirme otra vez
Ni temer que el río sangre y calme
Sé bucear en silencio

Tarda en llegar
Y al final, al final
Hay recompensa
En la zona de promesas

lunes, 18 de mayo de 2015

había una vez

El pasado. El futuro. 
Pum.


Pero qué felices fuimos, hija. Te lo juro.

Julia

Hija.
Tu nombre me sabe a vuelta carnero.

Te hablo. Te canto.
Vos bailás.

Te despertás conmigo
comiendo chocolinas.

Nos hacemos saber, de a poco.
Que ahí estamos.
Para siempre.


domingo, 10 de mayo de 2015

crecés, pececito.
eso lo sé porque casi no como, pero la panza se agranda.

te movés.

creo sentirlo, a veces.
sos como una cosquilla, como un empujoncito amoroso hacia adelante.
y yo que parece que me caigo, pero el empujoncito me sostiene.

¿sos feliz, pececito?

¿te gusta nadar?

te prometo llevarte siempre a nadar, cuando salgas.

te prometo palitos de queso, si es que llegan a gustarte tanto como a mí.
te prometo un puré de calabaza que me sale rico.
te prometo besos y abrazos, y cuentos y canciones.

te prometo un mundo, pececito.

uno que te guste, que puedas elegir, dentro del que toca.